Capítulo 2 (Taberna)

Como no tengo el siguiente de Blacksteel todavía, subo el 2 de la Taberna, no os acostumbreis, eh? ¬¬

Capítulo 2

Joseph salió de detrás del mostrador, junto con James.
-Parece que han caído de lleno.
-Bueno, ahora déjame bajar.
-No puedo, tengo que salir rápidamente hacia el escondite. No puedo bajar hasta el suelo, y luego reactivar los motores. O te tiras, o te vienes.
James se quedó pensativo y dijo:
-¿Cuánta distancia hay hasta el suelo?
-200 metros.
-Entonces me parece que no. ¿Dónde está tu escondite?
-En la órbita de Jobos, a no mucha distancia de aquí.
-Bien... Luego tendrás que devolverme a Gifris cuando se hayan ido los Nukwon.
-Y un cuerno. A Gifris no vuelvo hasta dentro de dos meses como poco. ¡Arrancando!
La Taberna, haciendo honor a su nombre, extendió sus negras alas de cuervo y salió propulsada hacia el espacio exterior.

James observó por la ventana de la Taberna el planeta Jobos, una gran
esfera de color azul brillante con algunos puntos verdes diseminados por su superficie. Se sorprendió al ver tanto azul y preguntó:
-¿Todo eso es agua?
-Casi todo Jobos es agua. Esos puntos verdes que ves, son pequeñas islas. Pero no es el planeta lo que hemos venido a ver, sino aquello.
Joseph señaló un punto en la lejanía y James se fijó bien en lo que era. Eran tan solo trozos de una destrozada estación espacial.
-Escombros... ¿Eso es tu escondite?
-Uno de mis escondites. Vamos. Aunque... lo has visto, así que tendré que matarte.
-¿Qué?
-Je, solo estoy de broma. Me caes bien, chaval. En cuanto repare la Taberna te llevaré al planeta que quieras. Excepto a Gifris. Nos acercamos al escondite. Reduciendo velocidad... y entrando.
La Taberna se metió entre dos trozos medio destrozados de la estación, y aparcó ahí. Joseph sonrió y dijo:
-Ya hemos llegado.
Y al darse cuenta de que se le había acabado el cigarro de viladrú, cogió uno de color verde y lo encendió. El joven le miró y dijo, con desprecio:
-No se como te puede gustar fumar esa porquería. El viladrú rojo es mucho mejor y te da un calorcillo por el cuerpo... Yo lo he probado varias veces...
Joseph le observó y dijo:
-Lo que la gente no sabe, es que el viladrú rojo aumenta las probabilidades que de que cojas el virus VLS y el consumo continuo durante años provoca una locura repentina. Pero al ser caro, a poca gente le pasa porque no puede permitírselo.
-Vaya... Me parece que no volveré a probarlo... Bueno, hemos aterrizado ya, ¿no?
Joseph asintió y pulsó varios botones. Inmediatamente, se oyó un chasquido en el exterior y el ruido de algo que se cierra.
-Cúpula atmosférica cerrada. Suministro y filtrado de oxígeno, conectado. Apagado del sistema de la Taberna en 10 segundos y contando. James, vamos fuera.
Salieron de la Taberna sin trajes, y James se sorprendió al ver lo espacioso que era el escondite, que era más taller que un escondite. Las herramientas cubrían completamente una de las cuatro paredes del recinto, en las otras, simplemente había piezas sueltas, algunas bastante destrozadas. Joseph
fue hacia las herramientas, se paró, miró a James y dijo:
-¿Qué te parece?
-Un bonito taller. Por cierto... ¿no habrá un baño por ahí, no?
-Claro, sal por aquella puerta de allá, y a la derecha. Te dejaría el de la Taberna, pero está apagada y no se reciclarían los desechos.
-Claro, claro... Enseguida vengo.
Se fue a paso ligero hacia allá, mientras Joseph observaba las piezas de repuesto que tenía tiradas por ahí. De pronto, apareció la cabeza de James por la puerta y dijo:
-Perdona... pero ahí solo hay un gran boquete que da al vacío.
Él lo miró sorprendido y le contestó:
-Claro. ¿Qué esperabas? ¿Un retrete de porcelana y papel de seda?
-Eh... No. Gracias.
Al rato, James volvió con una cara de gran satisfacción, aunque su felicidad pareció menguar al ver la cara enfadada de Joseph, que estaba rebuscando a toda prisa entre las piezas que tenía amontonadas.
-¡No está...!
-¿Qué es lo que no está?
-Una de las piezas que necesito para una de mis estrategias de huida... Mierda... Ahora tendremos que bajar al Mercado Negro de Jobos... Y no me hace ninguna gracia...
-Jobos es del Imperio Nukwon, ¿verdad?
-Sí. Y el Mercado últimamente estaba siendo acosado por los guardias. Tendremos que bajar en modo camuflaje y eso requiere una gran energía... Una batería... Necesitamos una batería. Una de esas barras energéticas que están tan baratas últimamente...
James se quedó pensativo y preguntó:
-¿Unas pilas?
-Exacto. Unas pilas. Pero del tamaño de un brazo, aproximadamente. Lo que pasa es que de eso tampoco tengo.
-No tienes nada, vamos.
-¿Qué quieres? ¡Estamos en crisis! Cada vez tengo que cobrar menos en la Taberna, porque no tienen ni un duro. Aunque me parece que con el plan financiero del Imperio Humano los humanos y aliados tendrán un montón que pagarme.
-¿Tienen un plan financiero? No he oído nada...
-Tú es que no estás enterado. Si vivieses en la Taberna... Se escuchan algunas cosas... Te quedarías a cuadros.
James le observó con detenimiento, y dijo:
-Cuando estás fuera de la Taberna, eres un hombre completamente distinto.
Él exhaló el humo verde de su cigarro y dijo:
-Ya me lo han dicho mis amigos. Eso, y el viladrú verde...
-En la Taberna eres más seco. Aquí hablas con libertad.
-Bueno, que... ¡Un momento! ¡Estamos en una estación espacial!
-¿Qué tiene eso que ver?
-Las estaciones necesitan reservas de energía... Así que...
James se levantó de golpe con una sonrisa y dijo:
-¡Habrán pilas! De tamaño industrial, por supuesto.
-Exacto. Voy a por los trajes espaciales.
-¿No podrías extender la cúpula atmosférica?
-No. Eso requiere más energía de la que los generadores del taller producen. Vamos.
Joseph se metió en la Taberna, y salió con sendos trajes espaciales de color naranja chillón.
-¿No tenías otros? El naranja no se lleva ahora.
-¿Qué más da? Nadie nos va a ver. Ahora, póntelo.
Después de ponérselos, salieron por la puerta de antes, y encontraron un largo pasillo medio derruido. Había varios agujeros en el suelo, y las paredes estaban medio destrozadas. A la derecha, había un enorme boquete. Al otro lado, al otro lado de la cúpula atmosférica se podía ver con claridad el espacio. James se detuvo un momento a observarlo. Una oscuridad tachonada de estrellas. Desde ese lado, no se podía ver Jobos, pero pudo apreciar algo a lo lejos. Una masa informe que no se distinguía bien. Podía ser cualquier cosa, así que lo ignoró y continuó caminando junto a Joseph. De pronto, el techo crujió y hubo una sacudida. Joseph se agarró a una viga, pero James no pudo y cayó de culo. Joseph se rió y dijo:
-Estate atento. Estas cosas pasan. Vamos.
Se levantó y continuaron caminando. Atravesaron la cúpula atmosférica y notaron los efectos de la ingravidez. Al final del pasillo encontraron una puerta rota, entraron, y vieron una sala con grandes monitores rotos, y unos holovisores desconectados.
-Vaya... ¿Te enteraste porque fue abandonada esta estación?-preguntó James.
-Ahora que lo dices... Realmente no. Será mejor andar con cuidado, no he traído armas. Bueno, espérame aquí. Voy a por algún arma.
-Eh, espera...
Pero Joseph ya se había ido. James se acercó a los holovisores y comprobó si el problema era que estaban desconectados de la fuente de energía, pero se dio cuenta, con asombro, de que estaban conectados, y por lo que parecía, estaban en funcionamiento.
-¿Cómo puede ser? Bueno, aunque este es un modelo de holovisor un poco extraño... Eh... ¿Qué es esto? Unidad de disco duro... y esto parece... ¡No
son holovisores, son computadoras holográficas! Vaya, esto debió salir carísimo. Bueno, y ¿por qué si están conectadas, no funcionan? Avisaré al Tabernero... Tengo que preguntarle su nombre, Tabernero no me acaba de gustar.
Activó el intercomunicador de su traje, que se activó, y de pronto se puso negra la pantalla.
-¡Maldito trasto!
Le pegó varios golpes pero no pareció responder. De pronto, una sombra le cogió por detrás. James soltó un alarido, y Joseph salió riendo de entre las sombras con dos rifles.
-Toma. Un rifle.
-Tú eres tonto. Esto en el espacio no nos va a servir para nada. No hay gravedad, ni aire, ni nada. Cacho idiota.
Joseph se quedó pensándolo y dijo:
-Pues tienes razón. A pesar de todo... Las llevaré conmigo.
-Je, como si ahora encontrásemos un trozo de la estación en perfectas condiciones...
Y llegaron a un pasillo que parecía en bastante buen estado, con una puerta cerrada al final. Entonces, Joseph se acercó, sacó un pequeño aparato, apuntó con él a la puerta, y ésta se abrió. Pasaron y notaron de pronto la gravedad. Vieron que en ese trozo, nada estaba destrozado, y todo parecía estar en funcionamiento.
-¿Decías?-dijo Joseph quitándose el casco y el traje- Aquí la energía debe seguir correctamente.
-Cierto, ah, por cierto, ¿cómo te llamas?
-Joseph Obutto. Al menos, es mi nombre actual.
-¿Tu nombre actual?
-Cambio cada cierto tiempo, para despistar.
-Y una cosa más...
Y le contó lo de las computadoras. Joseph le atendió con interés y dijo:
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-Intenté decírtelo por el intercomunicador pero no funciona, mira.
Y le enseñó el intercomunicador con la pantalla negra. Joseph acercó su pequeño aparato, que consistía en una pequeña pantalla táctil, acoplada a una especie de pistola. Miró en la pantallita y dijo:
-Está funcionando.
-¿Cómo va a estar funcionando?
-Funciona. Pero no en este terminal.
James se quedó con cara de tonto y preguntó:
-¿Qué?
-Para que lo entiendas, el procesador está funcionando, pero no está conectado a esta terminal, está conectado en otra parte.
-Vamos, que está pero no está.
Joseph se quedó pensativo y asintió.
-Eso es.
-Es que yo de ordenadores... esto no lo había visto nunca. No he recorrido tanto mundo como tú.
Joseph se rió y dijo:
-Tampoco lo había visto nunca, pero con este aparato que les compré a los del Mercado Negro la última vez que fui... Un escáner genial. Con esto... Una maravilla de la tecnología.
Un temblor sacudió la sala, y aparecieron dos robots de una de las puertas del pasillo. Se acercaron velozmente a Joseph y James e intentaron atacarles con sus brazos de metal. James salió corriendo y gritó:
-¡Pásame un rifle!
Mientras Joseph intentaba maniobrar para poder apuntar a uno de los robots, el otro acorraló fácilmente a James.
-¡Joder, Joseph, haz algo, que me va a aplastar la cabeza!
-¡Rueda por el suelo y agárrate a algo!
El pesado brazo del robot empezó a bajar rápidamente en dirección a la cabeza de James, que rodó por el suelo y se agarró a un pequeño banco incrustado en el suelo. El brazo del robot, al no encontrar nada en su trayectoria, golpeó el suelo, destrozándolo por su gran fuerza. Entonces, al abrirse un agujero en el casco, el agujero succionó al robot, y James estaba bien agarrado así que no le pasó nada. El agujero continuó succionando, y atrajo al otro robot, pero de pronto, el agujero se cubrió con una especie de cristal azul, y los altavoces dijeron:
-Escudo de emergencia activado.
Después de estabilizarse, el robot se acercó a pegar a James, pero una lluvia de balas le perforó la cabeza. El robot cayó destruido, y Joseph rió y dijo:
-Al fin consigo que funcione el cacharro este. ¿Estás bien?
-Un poco más, y me cago en los pantalones. ¿Qué clase de rifle es ese?
-Bueno, de los antiguos, antiguos. Pero me encantan porque son una preciosidad. ¿No te parece?
-Eh... Sí, claro. Preciosos. Ahora, si no te importa, ¿podríamos coger una pila y salir de aquí?
Joseph tenía la cara seria. James se le acercó y Joseph dijo:
-Estaba pensando... ¿Dos robots asesinos? ¿Qué pintaban en la Estación? Solo deberían tener robots de mantenimiento. ¿Y si fueran los de mantenimiento... defectuosos? ¿Y sí el problema de la base había sido robots locos descontrolados? Encaja. Habían destrozado toda la base excepto el centro. El centro donde podían estar a salvo. Pero... ¿por qué atacar justo ahora? ¿Por qué en ese preciso momento? ¿Nos consideraron una amenaza...? Y aun así... ¿Como supieron que estábamos aquí?
-Creo que te estás complicando mucho la cabeza. Defectuosos y ya está. Larguémonos de aquí.
-Necesitamos la pila. Que estará en el centro de mando. Que desde allí será probablemente donde esté el cabecilla de los robots...
-¿Cabecilla de los robots? Dios, creo que te estás yendo por las ramas. Lo cuentas como si fuera una conspiración secreta o algo.
-Tal vez esté un poco paranoico, pero... Los robots no parecían estar defectuosos. No sé, normalmente, los robots defectuosos sueltan chispas y circulan sin control. Sin embargo estos... estos no eran así. Andaban sabiendo muy bien lo que hacían. Y se supone que las Tres Leyes de la Robótica no permiten ataques a humanos...
-Sabes perfectamente que ya hay robots piratas.
-Pero esto era una Estación Espacial de un Imperio. Un Imperio no usa robots piratas, excepto para los trapos sucios. ¿Y si todo esto solo fuese un gran trapo sucio?
-¿Tan grande? No lo creo.
-¿Investigaciones secretas de alguna organización imperial?-se planteó Joseph.
-Bueno, eso... No creo, suelen usar robots buenos...
Mientras hablaban, de las sombras aparecieron dos pequeños robots que enseguida se desvanecieron. Ellos siguieron hablando, ajenos a la que se avecinaba. Los robots acecharon en las sombras, acercándose por la espalda de los dos despistados viajeros, y cuando estuvieron ahí, los robots estiraron uno de sus brazos, que, con afilada punta, se clavaron en los brazos de Joseph y James. Ellos, cogidos por sorpresa, al intentar reaccionar, cayeron inconscientes al suelo. Entonces, aparecieron dos robots, que silenciosamente, los recogieron y los arrastraron hacia la oscuridad.

Posted by Rodolfo | en 13:56

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto sí que es una gran mierda... Dedicate a otra cosa, lindo...

Rodolfo dijo...

Jajaja, gracias ^.^

Rodolfo dijo...

Tengo una historia lo suficientemente guay como para que se metan con ella ^.^

Áurea dijo...

Mierda??? para gustos los colores! ni caso, sige escribiendo que a mí me encanta!! y que modestia tienes, por dios. nada, sigue escribiendo y colgando capitulos que aquí la gente se impacienta!!! es broma xD.

Rodolfo dijo...

Vengaaa, pelea entre los criticos y los seguidores!!! Yay, será emocionante!

mnx dijo...

xDD

Por fin vi el coment qe decias xd

"Activó el intercomunicador de su traje, que se activó, y de pronto se puso negra la pantalla."

Bonita frase, cariñico (: xDD

Mola, y el final está interesante. Otro capítulo!!

Rodolfo dijo...

Thanks for comment, Menxu. No me fijé en eso xD Probablemente suba el 3, mientras preparo el siguiente de Blacksteel.

Áurea dijo...

Me encanta el momento:
Joseph se metió en la Taberna, y salió con sendos trajes espaciales de color naranja chillón.
-¿No tenías otros? El naranja no se lleva ahora.
No sabía que era tan fashion victim!!! ^_^

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