Capítulo 3 de Taberna

Uf, sigo sin tener tiempo para escribir...

Capítulo 3

James estaba en la oscuridad, flotando, sin sentido... Veía sombras moviéndose, y una voz que le llamaba, más allá de todo eso...
-¡James, despierta!-gritó una voz que se parecía mucho a la de Joseph.
Y abrió los ojos. Estaba en una sala grande, con muchas máquinas funcionando, estaba casi toda a oscuras, y solo se veía débiles luces de los cuadros de mando. Intentó moverse, pero le fue imposible, estaba todavía aturdido por la droga que les habían inyectado. A su lado, estaba Joseph, que parecía estar en sus mismas condiciones.
-Al fin despiertas, bella durmiente.
-¿Dónde... dónde estamos?
-Ni idea. Yo hace un poco que me he despertado, y lo único que he visto han sido las máquinas estas.
Las sombras del fondo de la sala se movieron un poco, y una forma se dejó ver. Dijo algo, en una lengua incomprensible. Luego pareció reír y dijo:
-Perdón, no estaba hablando Galáctico. ¿Ahora si me entendéis, verdad?
Joseph se levantó a duras penas, le señaló y le dijo:
-¿Quién eres y por qué nos atacaste?
La sombra pareció pensar un poco y contestó:
-Tú debes ser el Tabernero, ¿no? Un personaje de leyenda. Y curioso, tu cara no está en el banco de datos de ningún Imperio... Ay, cierto, que mala educación. Tengo que presentarme.
La sombra se acercó hasta el único punto de luz que había delante de ellos. Era un hombre ya viejo, con barba blanca, y medio calvo. Llevaba una toga blanca como única ropa, y se apoyaba en un bastón para poder andar correctamente.
-¿Quién eres?-preguntó James
-No tengo un nombre como el vuestro. El nombre que se me dio fue Proyecto Sombra.
Joseph consiguió levantarse a duras penas, y le apuntó con su escáner.
-No eres humano. Es un androide, James. El mejor androide que he visto en mi vida. ¿Así que eras un proyecto?
Él río y dijo:
-Era un proyecto del Imperio Humano. Pero falló.
-¿Del Imperio Humano en territorio Nukwon?
-Bueno, según lo que leí, era un equipo de investigación encubierto. Preparaban la Caída del Imperio Nukwon. Decían que cuando estuviera listo, podría acabar fácilmente con el Imperio.
Joseph le observó detenidamente con el escáner, y le dio una vuelta completa, mirando detenidamente el cuerpo del androide.
-¿Tienes alguna arma oculta? No detecto nada... Así que...
Le apuntó con el escáner a modo de pistola y le gritó:
-¡Dinos como salir de aquí, o te vuelo la cabeza!
James se quedó con cara de sorprendido al ver que Joseph le iba a atacar con un escáner, y sonrió al darse cuenta de que era un farol. Sin embargo, el androide lanzó una carcajada y dijo:
-Sé perfectamente que es ese aparato. Y se que no puede dañar nada. Aparte...
Le señaló con un dedo, y la pequeña pantalla del escáner se quedó negra.
-No os habéis dado cuenta todavía, ¿verdad? Yo soy quien ha dejado vuestro intercomunicador inoperativo, y quien desactivó los escudos de la estructura exterior cuando la lluvia de meteoritos de hace diez años. Y quien se apoderó de todos los robots, y quien ha sumido esta Estación en las sombras. Porque de eso tampoco os habréis dado mucha cuenta... Mirad las luces.
Ellos miraron los focos de luz del techo, y se quedaron de piedra al ver que estaban encendidos. El foco brillaba, pero la luz no llegaba a ninguna parte. Todas las luces de las máquinas se veían muy poco, porque las sombras lo cubrían todo. Una sombra no muy oscura, lo suficiente para cubrir las luces, pero no lo suficiente como para no poder ver. Joseph parecía temblar, su seguridad de hace unos momentos estaba totalmente desplomada. Entonces, pareció tomar una decisión. Abrió su intercomunicador de la muñeca, y lo activó. La luz de la pantalla se encendió, pero observó como las sombras cubrieron la pantalla, y esta se quedó negra, como la del escáner. Entonces, su seguridad pareció volver momentáneamente, y dijo:
-Así que es eso...
El androide se giró para mirarle y preguntó:
-¿Ya te has dado cuenta?
-Las sombras desactivan cualquier aparato electrónico que intente conectarse a redes inalámbricas, como por ejemplo, la red que crean dos intercomunicadores...
-Pero eso no es todo. ¿Cómo un androide iba a poder hacer eso? Observa la genialidad del Imperio Humano.
Entonces, los ojos del androide se apagaron, y las sombras se hicieron mucho más oscuras. Apareció una sombra entre las sombras, más oscura que ninguna. Los pelos de los dos presentes se pusieron de punta, mientras la sombra adoptaba la forma de una nube. De pronto, los altavoces de las máquinas empezaron a funcionar, reproduciendo una voz metálica e indiferente.
-Esta es mi verdadera forma, Tabernero. Soy el Proyecto Sombra. ¿No querías energía para tu nave? Yo soy energía pura. Déjame entrar en tu Taberna, y te llevaré allá donde quieras.
Joseph sonrió y dijo:
-Jamás. Ya se lo que eres, Sombra. Eres energía pura, que entra a través de los aparatos electrónicos a las redes, tomando el control absoluto de ellas. El androide, probablemente, solo fuese otro proyecto más.
-Muy inteligente. Sin embargo, si no me dejas entrar en la Taberna, esperaré hasta que la cúpula atmosférica caiga por falta de energía, y pueda entrar en la Taberna sin problemas.
-Jamás podrás entrar-Joseph rió.
-Ya veremos. Bueno, ahora solo me queda mataros.
Los robots de la sala empezaron a caminar hacia ellos. Entonces, Joseph se puso delante de la Sombra y dijo:
-Espera, espera. ¿Cuanto tiempo dijiste que fue la tormenta de meteoritos que destrozó este sitio?
La sombra pareció vacilar, pero dijo:
-10 años.
Joseph lanzó una carcajada y dijo:
-Genial, entonces nos vamos. Vamos, James.
Y metió la mano dentro de su bolsillo, sacó una pequeña esfera y la lanzó al suelo. Entonces, arrancó una pila gigantesca de la máquina más cercana, y se dirigió a la puerta. La sombra se quedó un poco pasmada, pero entonces los altavoces dijeron:
-Jamás saldrás de aquí. Tengo la puerta bajo mi control.
-Oh, no, yo creo que no-dijo Joseph, con mucha seguridad.
Y la esfera se activó, lanzando un chorro de luz a toda la sala. Las sombras se retiraron rápidamente, mientras los altavoces solo emitían chirridos sin sentido.
-En forma androide, eso no te hubiera afectado, pero ahora...
Y salieron corriendo por la puerta, mientras la sala se convertía en un caos. Las máquinas chirriaban y lanzaban chispas, la sombra no paraba de revolverse, intentando esquivar la esfera luminosa. Joseph y James corrían por el pasillo, hasta llegar a la puerta hacia la zona destrozada. Fueron poniéndose los cascos que acababan de recoger del suelo y salieron. En ese momento, Joseph sacó su escáner, ahora operativo, y empezó a juguetear con la consola de control de la puerta. Se oyó un sonido que indicó que lo que Joseph había pedido estaba completado y entonces, volvieron a correr.
-¿Qué has hecho?-preguntó James.
-Invertir el flujo de energía.
-¿Qué?
-Antes, la energía salía de la zona en buen estado, y se expandía a través de los cables, energía infectada por la Sombra, para intentar cazar cualquier aparato y infectarlo a él también. Invertí el flujo, y la energía
entra a la zona en buen estado en vez de salir, encerrando a la Sombra dentro, ya que ahora, aunque intente expandirse, la energía volverá a ella. Hasta que los equipos de demolición lleguen y la aplasten por completo.
-¿Equipos de demolición?
-Hay una ley en el Imperio Nukwon, toda estructura que esté en el espacio, inoperativa durante 10 años justos, será aniquilada por los equipos de demolición Nukwon. Para mantener el espacio limpio y esas cosas.
-Pues nos ha venido justos. Bueno, aunque a lo mejor entre que llegan escapan... Espera, yo antes vi algo acercándose...
Salieron al boquete al lado de la Taberna, y observaron la gigantesca nave que se acercaba lentamente. No dejaba ver ni un resquicio de espacio detrás de ella. Era como diez veces la Estación en la que se encontraban. James cayó de culo al verla, mientras que Joseph la observó sonriente y con orgullo.
-¿Sabes? Yo ayudé a crearla. Dentro hay varias ciudades pequeñas viviendo. Es uno de los tesoros del Imperio Nukwon... Todo lo que reciclan, lo usan para construir todo lo necesario por dentro. Una nave como esa...
-Tendrá mucho armamento dentro, ¿no?
-No que yo sepa. Hace bastante que no entro. Una vez, en mi inocencia, instalé la Taberna dentro. Craso error. Me resultó casi imposible salir. Pero lo conseguí. Yo la diseñé, así que instalé varias rutas de escape secretas, por si acaso. Ahora están todas cerradas. Bueno, salgamos de aquí antes de que se traguen la Estación. Vamos.
Entraron a la Taberna, que se inició rápidamente, extendió sus alas, y levantó el vuelo.

Posted by Rodolfo | en 13:58 | 0 comentarios