Capítulo 2 (Taberna)

Como no tengo el siguiente de Blacksteel todavía, subo el 2 de la Taberna, no os acostumbreis, eh? ¬¬

Capítulo 2

Joseph salió de detrás del mostrador, junto con James.
-Parece que han caído de lleno.
-Bueno, ahora déjame bajar.
-No puedo, tengo que salir rápidamente hacia el escondite. No puedo bajar hasta el suelo, y luego reactivar los motores. O te tiras, o te vienes.
James se quedó pensativo y dijo:
-¿Cuánta distancia hay hasta el suelo?
-200 metros.
-Entonces me parece que no. ¿Dónde está tu escondite?
-En la órbita de Jobos, a no mucha distancia de aquí.
-Bien... Luego tendrás que devolverme a Gifris cuando se hayan ido los Nukwon.
-Y un cuerno. A Gifris no vuelvo hasta dentro de dos meses como poco. ¡Arrancando!
La Taberna, haciendo honor a su nombre, extendió sus negras alas de cuervo y salió propulsada hacia el espacio exterior.

James observó por la ventana de la Taberna el planeta Jobos, una gran
esfera de color azul brillante con algunos puntos verdes diseminados por su superficie. Se sorprendió al ver tanto azul y preguntó:
-¿Todo eso es agua?
-Casi todo Jobos es agua. Esos puntos verdes que ves, son pequeñas islas. Pero no es el planeta lo que hemos venido a ver, sino aquello.
Joseph señaló un punto en la lejanía y James se fijó bien en lo que era. Eran tan solo trozos de una destrozada estación espacial.
-Escombros... ¿Eso es tu escondite?
-Uno de mis escondites. Vamos. Aunque... lo has visto, así que tendré que matarte.
-¿Qué?
-Je, solo estoy de broma. Me caes bien, chaval. En cuanto repare la Taberna te llevaré al planeta que quieras. Excepto a Gifris. Nos acercamos al escondite. Reduciendo velocidad... y entrando.
La Taberna se metió entre dos trozos medio destrozados de la estación, y aparcó ahí. Joseph sonrió y dijo:
-Ya hemos llegado.
Y al darse cuenta de que se le había acabado el cigarro de viladrú, cogió uno de color verde y lo encendió. El joven le miró y dijo, con desprecio:
-No se como te puede gustar fumar esa porquería. El viladrú rojo es mucho mejor y te da un calorcillo por el cuerpo... Yo lo he probado varias veces...
Joseph le observó y dijo:
-Lo que la gente no sabe, es que el viladrú rojo aumenta las probabilidades que de que cojas el virus VLS y el consumo continuo durante años provoca una locura repentina. Pero al ser caro, a poca gente le pasa porque no puede permitírselo.
-Vaya... Me parece que no volveré a probarlo... Bueno, hemos aterrizado ya, ¿no?
Joseph asintió y pulsó varios botones. Inmediatamente, se oyó un chasquido en el exterior y el ruido de algo que se cierra.
-Cúpula atmosférica cerrada. Suministro y filtrado de oxígeno, conectado. Apagado del sistema de la Taberna en 10 segundos y contando. James, vamos fuera.
Salieron de la Taberna sin trajes, y James se sorprendió al ver lo espacioso que era el escondite, que era más taller que un escondite. Las herramientas cubrían completamente una de las cuatro paredes del recinto, en las otras, simplemente había piezas sueltas, algunas bastante destrozadas. Joseph
fue hacia las herramientas, se paró, miró a James y dijo:
-¿Qué te parece?
-Un bonito taller. Por cierto... ¿no habrá un baño por ahí, no?
-Claro, sal por aquella puerta de allá, y a la derecha. Te dejaría el de la Taberna, pero está apagada y no se reciclarían los desechos.
-Claro, claro... Enseguida vengo.
Se fue a paso ligero hacia allá, mientras Joseph observaba las piezas de repuesto que tenía tiradas por ahí. De pronto, apareció la cabeza de James por la puerta y dijo:
-Perdona... pero ahí solo hay un gran boquete que da al vacío.
Él lo miró sorprendido y le contestó:
-Claro. ¿Qué esperabas? ¿Un retrete de porcelana y papel de seda?
-Eh... No. Gracias.
Al rato, James volvió con una cara de gran satisfacción, aunque su felicidad pareció menguar al ver la cara enfadada de Joseph, que estaba rebuscando a toda prisa entre las piezas que tenía amontonadas.
-¡No está...!
-¿Qué es lo que no está?
-Una de las piezas que necesito para una de mis estrategias de huida... Mierda... Ahora tendremos que bajar al Mercado Negro de Jobos... Y no me hace ninguna gracia...
-Jobos es del Imperio Nukwon, ¿verdad?
-Sí. Y el Mercado últimamente estaba siendo acosado por los guardias. Tendremos que bajar en modo camuflaje y eso requiere una gran energía... Una batería... Necesitamos una batería. Una de esas barras energéticas que están tan baratas últimamente...
James se quedó pensativo y preguntó:
-¿Unas pilas?
-Exacto. Unas pilas. Pero del tamaño de un brazo, aproximadamente. Lo que pasa es que de eso tampoco tengo.
-No tienes nada, vamos.
-¿Qué quieres? ¡Estamos en crisis! Cada vez tengo que cobrar menos en la Taberna, porque no tienen ni un duro. Aunque me parece que con el plan financiero del Imperio Humano los humanos y aliados tendrán un montón que pagarme.
-¿Tienen un plan financiero? No he oído nada...
-Tú es que no estás enterado. Si vivieses en la Taberna... Se escuchan algunas cosas... Te quedarías a cuadros.
James le observó con detenimiento, y dijo:
-Cuando estás fuera de la Taberna, eres un hombre completamente distinto.
Él exhaló el humo verde de su cigarro y dijo:
-Ya me lo han dicho mis amigos. Eso, y el viladrú verde...
-En la Taberna eres más seco. Aquí hablas con libertad.
-Bueno, que... ¡Un momento! ¡Estamos en una estación espacial!
-¿Qué tiene eso que ver?
-Las estaciones necesitan reservas de energía... Así que...
James se levantó de golpe con una sonrisa y dijo:
-¡Habrán pilas! De tamaño industrial, por supuesto.
-Exacto. Voy a por los trajes espaciales.
-¿No podrías extender la cúpula atmosférica?
-No. Eso requiere más energía de la que los generadores del taller producen. Vamos.
Joseph se metió en la Taberna, y salió con sendos trajes espaciales de color naranja chillón.
-¿No tenías otros? El naranja no se lleva ahora.
-¿Qué más da? Nadie nos va a ver. Ahora, póntelo.
Después de ponérselos, salieron por la puerta de antes, y encontraron un largo pasillo medio derruido. Había varios agujeros en el suelo, y las paredes estaban medio destrozadas. A la derecha, había un enorme boquete. Al otro lado, al otro lado de la cúpula atmosférica se podía ver con claridad el espacio. James se detuvo un momento a observarlo. Una oscuridad tachonada de estrellas. Desde ese lado, no se podía ver Jobos, pero pudo apreciar algo a lo lejos. Una masa informe que no se distinguía bien. Podía ser cualquier cosa, así que lo ignoró y continuó caminando junto a Joseph. De pronto, el techo crujió y hubo una sacudida. Joseph se agarró a una viga, pero James no pudo y cayó de culo. Joseph se rió y dijo:
-Estate atento. Estas cosas pasan. Vamos.
Se levantó y continuaron caminando. Atravesaron la cúpula atmosférica y notaron los efectos de la ingravidez. Al final del pasillo encontraron una puerta rota, entraron, y vieron una sala con grandes monitores rotos, y unos holovisores desconectados.
-Vaya... ¿Te enteraste porque fue abandonada esta estación?-preguntó James.
-Ahora que lo dices... Realmente no. Será mejor andar con cuidado, no he traído armas. Bueno, espérame aquí. Voy a por algún arma.
-Eh, espera...
Pero Joseph ya se había ido. James se acercó a los holovisores y comprobó si el problema era que estaban desconectados de la fuente de energía, pero se dio cuenta, con asombro, de que estaban conectados, y por lo que parecía, estaban en funcionamiento.
-¿Cómo puede ser? Bueno, aunque este es un modelo de holovisor un poco extraño... Eh... ¿Qué es esto? Unidad de disco duro... y esto parece... ¡No
son holovisores, son computadoras holográficas! Vaya, esto debió salir carísimo. Bueno, y ¿por qué si están conectadas, no funcionan? Avisaré al Tabernero... Tengo que preguntarle su nombre, Tabernero no me acaba de gustar.
Activó el intercomunicador de su traje, que se activó, y de pronto se puso negra la pantalla.
-¡Maldito trasto!
Le pegó varios golpes pero no pareció responder. De pronto, una sombra le cogió por detrás. James soltó un alarido, y Joseph salió riendo de entre las sombras con dos rifles.
-Toma. Un rifle.
-Tú eres tonto. Esto en el espacio no nos va a servir para nada. No hay gravedad, ni aire, ni nada. Cacho idiota.
Joseph se quedó pensándolo y dijo:
-Pues tienes razón. A pesar de todo... Las llevaré conmigo.
-Je, como si ahora encontrásemos un trozo de la estación en perfectas condiciones...
Y llegaron a un pasillo que parecía en bastante buen estado, con una puerta cerrada al final. Entonces, Joseph se acercó, sacó un pequeño aparato, apuntó con él a la puerta, y ésta se abrió. Pasaron y notaron de pronto la gravedad. Vieron que en ese trozo, nada estaba destrozado, y todo parecía estar en funcionamiento.
-¿Decías?-dijo Joseph quitándose el casco y el traje- Aquí la energía debe seguir correctamente.
-Cierto, ah, por cierto, ¿cómo te llamas?
-Joseph Obutto. Al menos, es mi nombre actual.
-¿Tu nombre actual?
-Cambio cada cierto tiempo, para despistar.
-Y una cosa más...
Y le contó lo de las computadoras. Joseph le atendió con interés y dijo:
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-Intenté decírtelo por el intercomunicador pero no funciona, mira.
Y le enseñó el intercomunicador con la pantalla negra. Joseph acercó su pequeño aparato, que consistía en una pequeña pantalla táctil, acoplada a una especie de pistola. Miró en la pantallita y dijo:
-Está funcionando.
-¿Cómo va a estar funcionando?
-Funciona. Pero no en este terminal.
James se quedó con cara de tonto y preguntó:
-¿Qué?
-Para que lo entiendas, el procesador está funcionando, pero no está conectado a esta terminal, está conectado en otra parte.
-Vamos, que está pero no está.
Joseph se quedó pensativo y asintió.
-Eso es.
-Es que yo de ordenadores... esto no lo había visto nunca. No he recorrido tanto mundo como tú.
Joseph se rió y dijo:
-Tampoco lo había visto nunca, pero con este aparato que les compré a los del Mercado Negro la última vez que fui... Un escáner genial. Con esto... Una maravilla de la tecnología.
Un temblor sacudió la sala, y aparecieron dos robots de una de las puertas del pasillo. Se acercaron velozmente a Joseph y James e intentaron atacarles con sus brazos de metal. James salió corriendo y gritó:
-¡Pásame un rifle!
Mientras Joseph intentaba maniobrar para poder apuntar a uno de los robots, el otro acorraló fácilmente a James.
-¡Joder, Joseph, haz algo, que me va a aplastar la cabeza!
-¡Rueda por el suelo y agárrate a algo!
El pesado brazo del robot empezó a bajar rápidamente en dirección a la cabeza de James, que rodó por el suelo y se agarró a un pequeño banco incrustado en el suelo. El brazo del robot, al no encontrar nada en su trayectoria, golpeó el suelo, destrozándolo por su gran fuerza. Entonces, al abrirse un agujero en el casco, el agujero succionó al robot, y James estaba bien agarrado así que no le pasó nada. El agujero continuó succionando, y atrajo al otro robot, pero de pronto, el agujero se cubrió con una especie de cristal azul, y los altavoces dijeron:
-Escudo de emergencia activado.
Después de estabilizarse, el robot se acercó a pegar a James, pero una lluvia de balas le perforó la cabeza. El robot cayó destruido, y Joseph rió y dijo:
-Al fin consigo que funcione el cacharro este. ¿Estás bien?
-Un poco más, y me cago en los pantalones. ¿Qué clase de rifle es ese?
-Bueno, de los antiguos, antiguos. Pero me encantan porque son una preciosidad. ¿No te parece?
-Eh... Sí, claro. Preciosos. Ahora, si no te importa, ¿podríamos coger una pila y salir de aquí?
Joseph tenía la cara seria. James se le acercó y Joseph dijo:
-Estaba pensando... ¿Dos robots asesinos? ¿Qué pintaban en la Estación? Solo deberían tener robots de mantenimiento. ¿Y si fueran los de mantenimiento... defectuosos? ¿Y sí el problema de la base había sido robots locos descontrolados? Encaja. Habían destrozado toda la base excepto el centro. El centro donde podían estar a salvo. Pero... ¿por qué atacar justo ahora? ¿Por qué en ese preciso momento? ¿Nos consideraron una amenaza...? Y aun así... ¿Como supieron que estábamos aquí?
-Creo que te estás complicando mucho la cabeza. Defectuosos y ya está. Larguémonos de aquí.
-Necesitamos la pila. Que estará en el centro de mando. Que desde allí será probablemente donde esté el cabecilla de los robots...
-¿Cabecilla de los robots? Dios, creo que te estás yendo por las ramas. Lo cuentas como si fuera una conspiración secreta o algo.
-Tal vez esté un poco paranoico, pero... Los robots no parecían estar defectuosos. No sé, normalmente, los robots defectuosos sueltan chispas y circulan sin control. Sin embargo estos... estos no eran así. Andaban sabiendo muy bien lo que hacían. Y se supone que las Tres Leyes de la Robótica no permiten ataques a humanos...
-Sabes perfectamente que ya hay robots piratas.
-Pero esto era una Estación Espacial de un Imperio. Un Imperio no usa robots piratas, excepto para los trapos sucios. ¿Y si todo esto solo fuese un gran trapo sucio?
-¿Tan grande? No lo creo.
-¿Investigaciones secretas de alguna organización imperial?-se planteó Joseph.
-Bueno, eso... No creo, suelen usar robots buenos...
Mientras hablaban, de las sombras aparecieron dos pequeños robots que enseguida se desvanecieron. Ellos siguieron hablando, ajenos a la que se avecinaba. Los robots acecharon en las sombras, acercándose por la espalda de los dos despistados viajeros, y cuando estuvieron ahí, los robots estiraron uno de sus brazos, que, con afilada punta, se clavaron en los brazos de Joseph y James. Ellos, cogidos por sorpresa, al intentar reaccionar, cayeron inconscientes al suelo. Entonces, aparecieron dos robots, que silenciosamente, los recogieron y los arrastraron hacia la oscuridad.

Posted by Rodolfo | en 13:56 | 8 comentarios

Doble Entrada: Taberna Cuervo Negro, y cap de Blacksteel (Mirar entrada de abajo)

Como extra hoy, subo el primer cap de la Taberna del Cuervo Negro. Es bastante largo, ocupaba 4 páginas enteras, así que consideradlo un especial.




Libro primero: La Taberna del Cuervo Negro
Capítulo 1
La Taberna del Cuervo Negro, famosa en todos los rincones de la Galaxia, se encontraba asentada en el planeta Gifris, situado en el Sistema Solar N-48, territorio del Imperio Nukwon. Un planeta desértico, con varios núcleos de población en sus dos polos, no muy apto para la vida de organismos que requiriesen agua, dado que no existía en forma natural en su superficie. Una curiosa taberna, situada en lo más recóndito del desierto de Gifris, pero bastante frecuentada. En ella, se juntaba la peor escoria de todos los Imperios, para beber, jugar a las cartas, o al Byuuk, juego de azar al que se jugaba con fichas, en el cual se apostaba cantidades no muy altas de dinero, pero el suficiente como para que el juego fuese excitante. Y justo en eso, estaba pensando Joseph Obutto, dueño de la taberna.
-Hoy está siendo un buen día-pensó Joseph.
Y tenía razón. A pesar del traslado de la Taberna, ese día estaba teniendo mucha clientela. Ragnors de Ragnopia, varios humanos del 4º Imperio Humano, unos cuantos Elfos vagabundos... Hasta había un par de Arlequines jugando al Byuuk en una esquina. De pronto, la puerta de la taberna se abrió, y entró un hombre con uniforme de soldado de Nukwon. Detrás de él, entraron dos soldados más, tratando aparentar que eran tipos duros con los rifles en mano. El capitán del grupo se acercó a la barra y preguntó:
-¿Usted es el dueño de la Taberna?
-Sí, lo soy. ¿Por? -respondió él, exhalando el humo violeta de su cigarro de viladrú.
-Dígame su nombre, por favor.
-¿Y si no quiero?-respondió con hosquedad.
-Su taberna será embargada igualmente. Tiene multitud de avisos de embargo por parte del Imperio Nukwon. Y por lo que tenemos entendido, también del Imperio Humano y de la Coalición de Reinos Independientes de Calenda Sur.
Joseph exhaló el humo violeta en la cara del capitán y le dijo:
-¿De qué se me acusa, agente?
-Violación del tratado de bebidas embriagadoras, en su local se venden drogas letales, y no tan letales, viladrú en sus diversos tipos sin tener licencia, se han cometido asesinatos, peleas, robos, se han escondido criminales, ha entrado en otros planetas sin avisar a las autoridades, uso de tecnología
de camuflaje prohibida para evitar que su taberna fuese detectada... ¿Sigo?
-Creo que no hace falta, agente. Perdone un momento, iré a por los papeles.
Joseph se fue hacia el almacén sin esperar la reacción de los soldados. Minutos después, volvió y encontró a los tres soldados muertos en el suelo.
-Vaya... ¿qué ha podido pasar?-preguntó con una sonrisa.
Uno de los Arlequines soltó una carcajada, y algunos elfos sonrieron. Joseph cogió los cuerpos y su sonrisa se desvaneció al darse cuenta de que llevaban un marcador vital en el uniforme.
-Chicos... Tenemos 30 minutos para abandonar la taberna. Tomaos vuestro tiempo.
Mientras los clientes empezaban a recoger sus cosas, Joseph fue cobrando uno a uno todos los créditos que le debían. Cada uno de los clientes puso su huella en la Credit-O-Mátic, y fue cobrado al instante. Entonces, entró alguien a la taberna. Un joven de pelo castaño, humano en apariencia, que se acercó a la barra, y preguntó con tono cansado:
-Estoy buscando a un Arlequín.
Entonces, los Arlequines que estaban en la taberna rápidamente se esfumaron. Joseph rió y preguntó:
-Si era por deudas, que no creo, acaban de irse.
El joven soltó un suspiro y dijo:
-Ponme algo suave. Tengo que relajarme un poco, llevo buscando Arlequines desde hace varios días...
Mientras le servía, Joseph preguntó:
-¿Y para que les necesitas?
-Estoy intentando recopilar información sobre su raza. Ya sabes, para la Enciclopedia.
Joseph puso cara de escéptico y dijo:
-No la acabareis jamás.
El joven sonrió y dijo:
-Un escéptico más... Mi generación no la acabará, pero la siguiente probablemente sí, y sino, a la otra.
-Recolectar información sobre todo lo existente en la Galaxia os va a costar más que una generación...
-Tú ponme algo para beber, que tengo la boca seca.
Joseph le sirvió un vaso con un líquido incoloro que el joven no supo identificar y preguntó:
-¿Qué es esto?
-Algo suave. ¿Cómo te llamas?
El joven se lo bebió de un trago, empezó a notar un calorcillo que le recorría todo el cuerpo, y contestó:
-James Rocci, investigador a cargo de la Fundación de la Enciclopedia Galáctica. ¿Y tú eres?
-Acostumbro a no dar mi nombre al primero que pasa por mi taberna.
-Entonces...
-Tabernero. Llámame Tabernero.
-Bien, Tabernero. ¿Cuánto te debo?
-200 créditos, y date prisa, que tengo que trasladar la Taberna. La han vuelto a encontrar.
-Espera... ¿Cuánto me queda?
-Diez minutos...
De pronto, un pitido sonó por la trastienda. Joseph se acercó a mirar y dijo, sorprendido:
-Ya no te queda tiempo. Despegamos.
Y apretó varios de los botones del cuadro de mandos. En el exterior, las enterradas alas de la Taberna se alzaron, y los motores empezaron a calentarse. James dijo, asustado:
-¿Qué haces? ¡Déjame bajar!
-Lo siento, pero no puedo. Los cabrones de Nukwon han mejorado sus motores. ¡Despegue!
La Taberna extendió sus negras alas, y los motores se encendieron violentamente. Joseph dijo:
-Agárrate, no va a ser un vuelo agradable. Ya están aquí.
La arena del desierto formó un torbellino alrededor de la Taberna, mientras las naves anti-gravitatorias de Nukwon les cercaban. En el monitor central de la Taberna, apareció la cara de Jenna Solston, comandante del Imperio Nukwon.
-Volvemos a vernos... Jenna-dijo Joseph.
-Y esta vez estás acorralado completamente. Nunca imaginé que te encontraría en tan poco tiempo. Has venido a mí, y esa será tu perdición. Pero no voy a matarte.
Joseph soltó una carcajada y dijo:
-Claro que no me matarás, te valgo más vivo que muerto. Me entregarás al Imperio Nukwon, serás recompensada y te convertirás en una famosa soldado en toda la Galaxia. Aunque...
La sonrisa de Jenna tambaleó, y dijo:
-¿Aunque qué?
-Aunque realmente no vayas a cogerme. Vamos, James-y salió del monitor.
-¿Eh?-dijo Jenna.



De pronto, de uno de los lados de la Taberna salió disparada una cápsula de emergencia. Esquivó fácilmente las naves de Nukwon y siguió su camino sin detenerse. Jenna se levantó de su sillón de mando y gritó:
-¡No la dejéis salir del planeta! ¡Capturarla!
Las naves de Nukwon se activaron rápidamente y se lanzaron en busca de la cápsula. Jenna activó el canal que la comunicaba con la ciudad más grande de Gifris y dijo:
-¡Que salgan los Interceptores! ¡Hay que parar una cápsula de emergencia que está intentando salir del planeta!
Del hangar salieron varias naves listas para interceptar cualquier objeto. De potentes motores y bonito diseño, los pilotos que las manejaban eran expertos en el uso de ese tipo de astronave. Rápidamente salieron al encuentro de la cápsula, y con una combinación de rayos tractores, consiguieron detenerla. La nave de la comandante Jenna se acercó, y atrajo la cápsula hacia su interior.
-Comandante Jenna, hemos capturado la cápsula.
-Oh, sí...
Entonces, llegó hasta la cápsula y la abrió. En su interior no había nada.

Posted by Rodolfo | en 3:53 | 2 comentarios

Capítulo 23

Capítulo 23

Larry se levantó, habían ajustado el estabilizador, y ahora parecía que funcionaba correctamente, así que ya no había nada que le detuviese. Llegó al muelle, entró en la nave que le habían preparado, normal y corriente, entró, y vio las armas que le habían preparado, una pequeña pistola que se podía guardar en las botas, una navaja que cabía cerrada en su mano, y multitud de accesorios. Se sentó en la cabina, e hizo despegar la nave suavemente, encaminándose a los Pirineos...


En el Blacksteel marciano...
Uno de los chicos que estaba tecleando, gritó a todos los presentes:
-¡Acabé de poner las coordenadas!
Silver sonrió y dijo:
-Excelente. Cargad la esfera, nos vamos enseguida.
-Sí, señor.
Kapón y Rika se sorprendieron de lo formales que eran, y Neo les susurró:
-Aquí en Marte, Blacksteel es mucho más formal que en la Tierra, se lo toman muy en serio. Silver es el jefe del departamento Wormhole, lo cual hace que la gente le tenga mucho respeto. Es jefe militar y científico, lo cual tiene mucho mérito. Un superdotado de cuerpo y mente...
Kapón rió y dijo:
-No es para tanto. Seguro que lo que tiene es enchufe de los superiores.
-¿Eso crees? No deberías subestimarlo. Silver es mucho más de lo que parece.

Si no ocupa ni una pag, que mierda hice!! T.T

Posted by Rodolfo | en 3:52 | 0 comentarios

La Taberna del Cuervo Negro

Pues nada, abro esta entrada para decir que pronto empezaré a subir capítulos de la Taberna del Cuervo Negro. Tengo que decir que ocurre en una época muy distante a esta. Mucho más allá incluso, que mi anterior historia. Sin embargo, el argumento es bastante diferente, un tanto desorganizado. Espero que no os perdais xD

Con cariño
Rodolfo xDD

PD: Esto no significa que no continue con la anterior historia xD

Posted by Rodolfo | en 3:13 | 7 comentarios

Capítulo 22

Es más cortito que el anterior, pero estaba falto de inspiración... y de ganas xDD


Capítulo 22

Alexia bostezó y se levantó de la cama, el día anterior había sido duro, aquella pelea con el agente desconocido... Estando tan herida como estaba, era difícil pelear. Pero ahora tenía otra cosa que hacer, como resolver aquel misterioso puzzle... Tal vez se encontrase otra vez con aquel tipo. Cogió el ascensor, y por su
intercomunicador, preguntó a la sala de control:
-¿Cual es el estado de la misión Yaata?
-Están en Marte, preparando el viaje al planeta de los Yaata.
-¿Y el estado de criogenización del agente Larry Corner?
-No está congelado.
Alexia pegó un salto y preguntó:
-¿Qué?
-Se le descongeló para una misión especial en la base de los Basureros. No consta el objetivo en la base de datos.
-¿Dónde está ahora? ¿Se ha ido ya?
-No, en estos momentos están retocando el estabilizador, hubieron algunos fallos al intentar colocarlo y no iba bien, así que se retrasó.
-¿Desde que muelle saldrá la nave?
-Muelle 5...
-Gracias.
Pulsó el botón del piso 5, y esperó ansiosa a que llegase al piso que tocaba.

Larry estaba atado a la silla, mientras varios miembros del equipo científico revisaban el estabilizador que le habían colocado.
-Es extraño, no sé porqué, pero le manda una sacudida eléctrica cada cinco segundos, y eso lo único que hace es enfadarlo más. ¿Está bien la polaridad de la gema estabilizadora?
Uno de ellos sacó un instrumento para abrir el estabilizador, y una descarga muy fuerte sacudió el cuerpo de Larry que se estremeció de una manera muy brusca.
-El estabilizador lo está matando, date prisa en invertir eso.

Mientras tanto, Alexia deseaba que todo lo que hiciesen los científicos fuese lento, porque así tendría oportunidad de infiltrarse en la nave que llevaría a Larry a lo que sería su destino final.

Posted by Rodolfo | en 4:11 | 3 comentarios